A tan solo unas horas de contar las doce campanadas que nos separan del cambio de año, asisto desolado al constante bombardeo de mensajes despectivos contra este año 2020. Y digo desolado porque me gustaría haber asistido también a este cambio de paradigma al que hoy dedico estas líneas y que, sin embargo, veo que aún no ha cuajado.

No voy a negar que el año 2020 ha tenido mucho de malo, y tampoco me voy a sumar a la corriente negacionista de la existencia de este virus, ni a sus muchas teorías conspiranoicas. No quiero quitar ni un gramo de peso de la importancia que tiene la cantidad de muertes, familias rotas y consecuencias económicas desastrosas que la pandemia mundial ha ocasionado. Lo lamento profundamente pues a todos nos ha afectado en mayor o menor medida tanto en la salud como en la economía.

Me opongo, sin embargo, a esa corriente que desprecia, insulta y reniega de este 2020 y que lleva a poner el foco en emociones colectivas como el odio, la venganza la ira y la rabia con el riesgo de producir un estado emocional colectivo a nivel social que conduzca al resentimiento, la impotencia o el victimismo. Todos estos estados de ánimo son indeseables si queremos conseguir juntos salir reforzados de esta situación y tener un año 2021 mucho mejor.

2020 ha sido un año que ha tenido mucho de malo y también ha tenido cosas buenas. Yo prefiero focalizar mi energía en lo bueno que me ha traído y acogerlo desde el agradecimiento por lo mucho que he aprendido. Esta relación de artículos tiene desde el principio esa finalidad porque desde el agradecimiento tenemos la oportunidad de poner el foco en todo lo que esta situación nos da, poniendo en valor todo lo bueno, y de esta forma afrontar este año nuevo 2021.  

La vida es un motivo de gratitud y de celebración constante por todo lo que tenemos. Agradecer significa estar abierto a una constante regeneración, a un constante aprendizaje, a un sentido de reconciliación con nuestra existencia, pasado, presente y futuro. Tiene que ver con la aceptación de lo que la vida nos trae, lo que constituye toda una declaración de intenciones hacia lo que el futuro nos pueda traer. Por tanto, agradecer es acoger el pasado y desde ahí, proyectarnos hacia el futuro, moviendo a la acción desde la ilusión, el entusiasmo, y la esperanza por cambiar gracias a lo aprendido.

Es posible que al leer estas líneas te escuches en tus pensamientos decirte que no encuentras nada de bueno en este año, sin embargo estoy seguro de que si prestas atención, encontrarás mucho por lo que agradecer.

Te invito a que te sumes a esta corriente de aprendizaje constante y agradecimiento pues estoy convencido de que lo necesitamos más que nunca, y desde ahí, te deseo un FELIZ 2021.

Y ahora te toca pensar un poco… te invito a que te respondas:

  • ¿Cuántos mensajes de desprecio a 2020 has leído estos días?
  • ¿Cuántos mensajes de agradecimiento por sus enseñanzas?
  • ¿Cómo será 2021 para ti desde el rencor, el odio y el resentimiento?
  • ¿Cómo desde el agradecimiento y el aprendizaje?
  • ¿Cuánto tienes por lo que dar gracias?

Dedico este artículo a mi amiga Mercedes Fernández-Tresgerres,que ayer, en una “quedada on-line” me inspiró el artículo de hoy con su comentario: “Pues para mi ha sido un buen año”.

Con mis mejores deseos para ti en 2021, te dejo con esta canción de Axel y mi invitación a que cada día, celebres la vida.