Últimamente tengo la sensación de que si no estoy enganchado a una serie de televisión no soy nadie. Y mientras trabajo en un nuevo proyecto de Coaching para la sucesión en la empresa familiar, vienen a mi memoria imágenes de la mítica serie de los años 80 Falcon Crest.

Si como yo naciste en los 70 o un poco antes, seguramente recuerdes los enfrentamientos familiares por el dominio de la finca que daba título a la serie. Todo un ejemplo de empresa familiar  donde se entremezclan emocionalidad, afectividad, racionalidad, intereses económicos, afectos y desafectos, sufrimiento, favoritismos, envidias, celos, amor, odio, temor y esperanza, y en definitiva racionalidad y emocionalidad… ¡como en la vida misma!

¿Qué sucede en los seres humanos cuando se entremezclan afectos e intereses económicos? ¿Cómo es tan difícil el entendimiento en el seno de una familia empresaria? ¿Qué hacer para ayudar a familias empresarias a gestionar estas situaciones y tener asegurada una salud emocional en el entorno de la familia y de la empresa?

He de confesar que mis mejores momentos como Coach Ejecutivo los he vivido trabajando el vínculo afectivo entre hermanos, padres e hijos e incluso matrimonios que conviven en el entorno de la empresa y de la casa. Poder acompañarles y facilitar con mi trabajo una comunicación sincera y respetuosa es para mi una de las experiencias más gratificantes. Y he podido constatar en la mayoría de los casos que el encontrar un espacio para expresarse ha generado un antes y un después en sus relaciones, e incluso en algunos casos la sesión de trabajo ha terminado ante la fuerza de un abrazo, un beso o la expresión de afecto reprimida.

A todas las familias que ya saben de lo que hablo y que han experimentado esos desencuentros quiero enviar un mensaje de esperanza pues lo mejor que tiene la empresa familiar es, precisamente eso: La familia. Por muy mal que se lleven dos hermanos o un padre y un hijo, seguro que hubo un momento en sus vidas en el que se amaron y por tanto esa capacidad de amarse reside en ellos y solamente hace falta reeditarla. Si crees que algo de esto que te cuento tiene que ver contigo, ojalá encuentres en estas letras un rayo de luz entre la oscuridad que generan estas situaciones.

Nunca es demasiado tarde para una reconciliación. La figura de un Coach Ejecutivo certificado y con una visión global de la empresa así como con dominio de las técnicas necesarias para trabajar el vínculo afectivo y la inteligencia emocional de cada miembro de la familia puede ser la solución.

Y ahora te toca pensar un poco… te invito a que te respondas:

  • ¿Qué es importante para ti?
  • ¿Cómo conviven en tu familia los intereses económicos y la afectividad?
  • ¿Cuánto tiempo dedicas a procurar la salud emocional de tu familia/empresa?

Dedico este artículo a Marisa y Facun, en agradecimiento en la confianza depositada en mi para su proyecto Thera, como un gran ejemplo de transformación de un negocio personal en una #EmpresaFamiliar.

No dejes de echar un vistazo a este video, pues te recuerdo que nunca es demasiado tarde para una reconciliación…