Los primeros filósofos griegos, los conocidos como presocráticos, concebían el mundo como un constante devenir. Todo estaba en movimiento y por ende, el ser humano se encontraba en constante movimiento y transformación y su mayor reto era adaptarse a esos cambios. En un posterior periodo denominado la deriva metafísica, Sócrates, Platón y Aristóteles centran la atención en la parte racional del ser humano. Todo tiene que tener un por qué, incluso nuestra existencia y nuestra forma de ser. Además esta forma de ser es inmutable. Somos como somos, tenemos una forma de ser esencial, un núcleo que nos identifica y que no podemos cambiar.
Esta explicación no tendría mayor relevancia si no fuese por el hecho de que las teorías esgrimidas por los metafísicos y sus discípulos, han sido la base del pensamiento y de la cultura occidental desde entonces, hace ya casi veinticinco siglos. ¿Cómo no nos va a costar aceptar que podemos cambiar? Llevamos veinticinco siglos pensando que no podemos. Nuestro desarrollo histórico ha tenido lugar sin romper con estos supuestos de lo que significa el ser humano. La cultura, la educación y la tradición han arrastrado este pensamiento hasta nuestros días.
3ª PROMOCION. PROGRAMA SUPERIOR DE COACHING EJECUTIVO DEL IE

Pero en el S.XXI, los brutales cambios que se están produciendo nos impiden seguir anclados a este pensamiento. Los cambios a nivel cultural, social, organizativo, etc… son abrumadores, y cobra especial relevancia el modo en que nos comunicamos, las tecnologías de la comunicación y muy especialmente las redes sociales. Ya no nos sirve de nada pensar que no podemos cambiar porque o cambiamos o los cambios nos pasarán por encima como una apisonadora.

El Coaching surge en los últimos años, no de forma casual sino mas bien causal, debido precisamente a estos cambios y a la necesidad de adaptarse a los mismos. Durante el curso académico que va desde noviembre hasta julio he asistido al Programa Superior de Coaching Ejecutivo del IE. He tenido la suerte de compartir estas y otras muchas enseñanzas con un grupo humano excepcional compuesto por 15 alumnos y un puñado de profesores capitaneados por Pilar Rojo y María García. A todos ellos quiero dedicar este post y enviarles desde este rincón un abrazo de sincero agradecimiento por todo lo que me han enseñado y por todo lo que hemos compartido. Nunca os olvidaré.

Reflexión final: No se trata de debatir sobre si podemos cambiar sino mas bien sobre si quiero cambiar… y cuándo.